Los
Godos eran un pueblo de origen
germánico, posiblemente procedentes de
Escandinavia y que en el siglo I a.C. lograron alcanzar las costas
polacas, moviéndose posteriormente hacia el sur y el este del continente.
Los
visigodos fueron empujados hacia occidente por los
hunos en 376, ingresando al
Imperio Romano, y finalmente saqueando
Roma en 410, comandados por
Alarico. Se establecieron en el sudoeste
francés, desde donde fueron expulsados hacia
España por los
francos en el siglo VI.
La economía de los godos en general estaba basada fundamentalmente en la agricultura y ganadería. Su avance y desarrollo en el control del resto de
Europa se debío en gran parte a la decadencia del
Imperio Romano y constituyeron una fuerte potencia desde el siglo III hasta el VI. El
godo fue el primero de los pueblos germánicos en convertirse al cristianismo, aunque con una fuerte influencia del
arrianismo